domingo, 24 de noviembre de 2019

¿Qué ha pasado estos dos meses? #Storytime

Hola a todos, hoy vengo de vuelta al blog para contaros qué es lo que ha pasado en este tiempo y, aprovechando esto, también quiero contaros una experiencia que me ha tocado vivir que tiene mucho que ver (es mi primer Storytime, estoy de los nervios por como quede).

Así pues, para contaros esta historia tengo que remontarme al año pasado... En 2018 hice la selectividad (es un examen de prueba de acceso a la Universidad aquí en España) y, tras esto, pedí plaza en Madrid para estudiar el doble grado de periodismo y audiovisuales, lo cual era mi "sueño" desde hacía muchísimo tiempo. Pedí plaza en dos universidades de Madrid y una aquí en mi tierra, Galicia. Sin embargo no tuve suerte y tan solo me cogieron para el grado de periodismo en la universidad Carlos III de Madrid.

Sin embargo yo estaba feliz, seguía teniendo la oportunidad de ir a la universidad que quería y periodismo era mi principal atractivo de las dos titulaciones, así que allí me fui. 

A partir de ahora veo necesario hacer un inciso, no creo que la universidad sea el problema ni quiero que se entienda que la considero una mala elección, simplemente diré lo que para mí fue.

Una vez allí me di cuenta de que no todo era tan bonito como parecía... siempre he sido una buena estudiante, sin embargo allí parecía que los buenos estudiantes no llegaban, tenías que ser la excelencia y para ello, metían una presión increíble diciendo incluso que muchos de nosotros nos caeríamos por el camino porque no todo el mundo valía para estar en esa universidad... esto se sumaba a un Plan Bolonia (si pincháis aquí y aquí os dejo unas páginas donde se explica esto) llevado al absurdo de hacer, por ejemplo, opiniones en equipo (como si tu opinión pudiera coincidir con la de personas a las que no conoces) y profesores desganados o con aires de superioridad. Todo eso me hizo reflexionar, esa presión se coló en mí y me di cuenta de que aquello no era para mí.

Siempre me he considerado una persona tímida y, como ya dije, simplemente buena estudiante. Además, se sumaba también un problema con los idiomas arrastrado desde hacía demasiado tiempo que, aún hoy, me sigue atormentando. Todos estos  pensamientos que me hacían no parecer suficiente sumados a la morriña típica que uno siente al estar lejos de casa me hicieron caer en un estado de casi depresión (recuerdo que hubo incluso una noche en la que tuve que llamar a mi madre llorando porque no aguantaba más) con el que solo quedó un remedio: dejar la universidad.

Así pues dejé la universidad y me volví a casa con la cabeza gacha y totalmente humillada y perdida... Podéis imaginar que esto afectó a los siguientes meses de manera bastante importante y, siendo sincera, llegó un punto en que ya fingía que todo estaba bien aunque cuando lo recordaba aún me dolía.

Ahora, quiero hacer una incidencia importante... Es perfectamente normal no acertar a la primera y a todo el mundo le pasa, mucha gente da ese argumento cuando te ve deprimida por ello, pero desde mi experiencia os diré que es normal sentirse así. Yo estaba ilusionada y desde siempre mi sueño había sido aquello, no sabía qué hacer si no era eso y estaba totalmente perdida y destrozada... no dejéis que nadie os diga que no podéis sentiros mal por ello, es normal y sí, de todo se sale, pero si necesitáis llorar para luego levantaros es igual de válido.

¿Qué pasó después de todo esto? Una vez volví a casa me centré en lo típico que puedes hacer, el carné de conducir y los idiomas. Cogí más confianza en mí misma de cara al inglés y con el carné de conducir a mi disposición el mundo se hizo mucho más grande, lo cual trajo consigo muchas risas y lugares realmente hermosos. 

Sin embargo no se quedaba ahí, tenía que decidir que iba a hacer el año siguiente, por primera vez tenía un folio en blanco que no sabía como rellenar y, tras mucho indagar entre ciclos y carreras encontré lo que buscaba: Mestre de Educación Primaria en la Universidad de Santiago de Compostela.

Una vez tuve una meta todo se hizo más fácil, y realmente estaba ilusionada y nerviosa por si no me cogían, pero la suerte me sonrió y en septiembre llegué como alumna de la USC.

Actualmente sigo aquí, casi acabando el cuatrimestre, y puedo decir que está siendo una experiencia increíble. Estoy aprendiendo un montón de cosas y el ambiente en esta universidad es infinitamente superior, siento que todos somos iguales y no parece una batalla al estilo de Los Juegos del Hambre por ver quien destaca más. He encontrado mi sitio por fin y he perdido el miedo a contar mi historia, por eso por fin la comparto.

Naturalmente la universidad conlleva muchos retos y esfuerzo y, por si todavía no lo habéis descubierto, esa es la razón por la que he estado ausente estos dos meses. Ha sido duro y lo he echado de menos, pero era necesario dedicar tiempo a todas las clases porque uno de mis mayores miedos era haber perdido práctica con estudiar y con trabajar diariamente tras el año sabático, necesitaba volver a la rutina y para ello ha sido necesario aparcar el blog.

Sin embargo ya os adelanto que no he dejado de leer (libros bastante curiosos la verdad, os los traeré en el Wrap Up próximo) ni tampoco de pensar en nuevas entradas. Me estoy concentrando bastante en terminar el Reading Challenge de este año y confieso que tengo ya escrita la próxima entrada para el blog (adelanto que será una reseña, pero algo diferente a las de siempre porque no la hice justo al terminar de leer el libro y no recordaba todos los detalles).

Así pues, espero a partir de ahora no volver a fallar en traer entradas una semana sí y otra no (como establecimos debido a que ahora necesito más tiempo para trabajar las entradas). 

Si habéis llegado hasta aquí un beso enorme y nos vemos dentro de dos semanas con una reseña.